El proyecto es tan controvertido como peligroso. Sus defensores aducen un sinfín de ventajas de carácter científico, geofísico y militar, pero sus detractores están convencidos de que podría tener consecuencias catastróficas para nuestro planeta, desde arriesgadas modificaciones en la ionosfera, hasta la manipulación de la mente humana.

Aquella información debió impresionar al científico Nick Begich, quien junto a la periodista Jeanne Manning se puso inmediatamente manos a la obra para realizar una profunda investigación al respecto. Fruto de la misma vio la luz el libro "Angels don't play this harp" (Los ángeles no tocan esta arpa), en el que ambos autores plantean inquietantes hipótesis. Una de ellas, por ejemplo, es que de ponerse en marcha, el proyecto Haarp podría tener peores consecuencias para nuestro planeta que las pruebas nucleares.
Laberinto de Intereses

La versión oficial o engañando a la Opinión Pública
Begich y Manning cuentan en su libro que los poderes militares de Estados Unidos engañan intencionadamente al público mediante sofisticados juegos de palabras y una desinformación exagerada. El Proyecto Haarp ha sido presentado a la opinión pública como un programa de investigación científica y académica. Los documentos militares estadounidenses parecen sugerir, sin embargo, que el objetivo principal de Haarp es "explotar la ionosfera para propósitos del Departamento de Defensa." Sin referirse explícitamente al programa Haarp, un estudio de la Fuerza Aérea de los EE.UU. menciona el uso de "modificaciones ionosféricas inducidas" como un medio de alterar los modelos climáticos así como trastornar las comunicaciones y el radar del enemigo.
De acuerdo con la Dra. Rosalie Bertell, Haarp forma parte de un sistema integrado de armamentos, que tiene consecuencias ecológicas potencialmente devastadoras.

"Se relaciona con cincuenta años de programas intensos y crecientemente destructivos para comprender y controlar la atmósfera superior. Sería precipitado no asociar Haarp con la construcción del laboratorio espacial que está siendo planeado separadamente por los Estados Unidos. Haarp es parte integral de una larga historia de investigación y desarrollo espacial de naturaleza militar deliberada.
Las implicaciones militares de la combinación de estos proyectos son alarmantes... La capacidad de la combinación Haarp / Spacelab / cohete espacial de producir cantidades muy grandes de energía, comparable a una bomba atómica, en cualquier parte de la tierra por medio de haces de láser y partículas, es aterradora. El proyecto será probablemente "vendido" al público como un escudo espacial contra la entrada de armas al territorio nacional o, para los más ingenuos, como un sistema para reparar la capa de ozono". Fuera de la manipulación climática, Haarp tiene una serie de otros usos relacionados: "Haarp podría contribuir a cambiar el clima bombardeando intensivamente la atmósfera con rayos de alta frecuencia. Convirtiendo las ondas de baja frecuencia en alta intensidad podría también afectar a los cerebros humanos, y no se puede excluir que tenga efectos tectónicos".
En forma más general, Haarp tiene la capacidad de modificar el campo electromagnético de la tierra. Es parte de un arsenal de "armas electrónicas" que los investigadores militares de los EE.UU. consideran una "guerra más suave y bondadosa". Según la versión oficial, las posibilidades del sistema Haarp son muchas. Por ejemplo, dotar a los militares de una herramienta capaz de sustituir el efecto del impulso electromagnético de las bombas nucleares explosionadas en la atmósfera. Asimismo, contribuiría a reemplazar el sistema de comunicaciones con submarinos de muy baja frecuencia por una tecnología más eficaz, a crear un nuevo sistema de radar "mas allá del horizonte", o a eliminar las comunicaciones en un área muy extensa sin afectar a las de los propios interesados.
El Haarp sería también (siempre según la versión oficial) una herramienta eficaz de disuasión que obligaría a revisar buena parte de los acuerdos de paz y no-proliferación de armas nucleares, así como un medio ideal para la prospección de yacimientos de petróleo, gas natural y minerales. Y, entre otras cosas, supondría también un instrumento válido para detectar posibles ataques de aviones o misiles en vuelo bajo (lo cual resulta aún difícil con los radares convencionales). Desde luego, estas utilidades parecen interesantes sobre la base de políticas de defensa nacional que, además, resultarían muy baratas. Sin embargo, el proyecto tiene "otra cara" muy peligrosa, y es precisamente ésta la que Begich y Manning describen en su libro con el fin de darla a conocer a la opinión pública para que ésta reaccione en contra de la puesta en marcha del proyecto Haarp.
Peligro inminente
Parece ser que son doce las patentes que forman la médula espinal del proyecto Haarp. Una de ellas, la número 4.686.605, del físico texano Bernard Eastlund, que hace referencia a un "método y un equipo para cambiar una región de la atmósfera, ionosfera y/o magnetósfera", estuvo clasificada por orden expresa del gobierno durante todo un año. En realidad, el calentador ionosférico de Eastlund es diferente a otros conocidos hasta la fecha: la radiación de
radiofrecuencias (RF) se concentra y enfoca en un punto de la ionosfera, consiguiendo proyectar una cantidad de energía sin precedentes, que puede alcanzar hasta los 10 gigavatios. La enorme diferencia de potencial generada (dicen Begich y Manning) podría cambiar e incluso desplazar la ionósfera, provocando un caos total en las comunicaciones de la tierra, tanto terrestres como marítimas. Así como destruir misiles o aviones, cambiar las condiciones atmosféricas al modificar la absorción de los rayos solares y aumentar las concentraciones de ozono, nitrógeno e incluso afectar negativamente al cerebro. Sin embargo, éstas no son las implicaciones más peligrosas del Haarp. Hay otras muchas mas graves todavía. En este sentido, Begich afirma que, con relación al proyecto, existe un informe sobre el desarrollo de un sistema capaz de manipular y trastornar los procesos mentales humanos mediante la radiación pulsada de frecuencias de radio sobre extensas zonas geográficas. El material más completo sobre esta tecnología se encuentra en los escritos de Zbigniew Brzezinski, ex Consejero de Seguridad Nacional con el presidente Carter y con J.F. Mac Donald, consejero científico del presidente Johnson. En ellos se informa sobre el uso de los transmisores de energía para la guerra física y medio-ambiental, y sobre como pueden afectar negativamente a la salud y el pensamiento humano. Otro de los documentos descubiertos por Begich pertenece a la Cruz Roja Internacional, y en él, este organismo advierte de los efectos perniciosos de la energía radiada. Incluso deja constancia de las bandas de frecuencia que generan estos efectos, que (¿casualmente?) ¡se corresponde con las gamas que puede transmitir el Haarp!

¿Un programa de control social?
En 1970 Zbigniew Brzezinski avisaba sobre la aparición de una sociedad controlada por la tecnología y dirigida por una elite capaz de influir en los votantes gracias a la superioridad de sus conocimientos científicos. En su libro, Begich retoma esta idea cuando asegura que, sin los obstáculos presentados por los valores liberales tradicionales, ésta no dudaría en utilizar incluso técnicas capaces de influir en el comportamiento de la gente para afianzar su poder. Pues bien, para algunos este futuro "orwelliano" podría estar acercándose (si es que no está aquí ya) peligrosamente. De acuerdo con un documento donde se explican las posibles aplicaciones de los campos electromagnéticos artificiales en situaciones cuasi-militares, Begich asegura que este tipo de técnicas de control, al igual que los sistemas de seguridad de las bases militares o los métodos anti-persona utilizados en las guerras tácticas, entrarían dentro del amplio radio de acción del Proyecto Haarp. Es mas, según él, los sistemas electromagnéticos podrían ser empleados incluso para provocar trastornos fisiológicos de importancia moderada o grave, tales como distorsiones perceptibles y/o desorientación, y hasta para estimular las capacidades paranormales de determinados individuos. Al parecer, el documento citado explica también otra "ventaja" de estas técnicas tan silenciosas como difíciles de neutralizar: su extensa cobertura mediante un solo sistema. Finalmente, Begich se pregunta si este impactante documento hace referencia a un proyecto ya en marcha y prevé la posibilidad de que se trate del Haarp, puesto que es el transmisor de frecuencias de radio más potente del mundo. Y otro dato muy significativo. Resulta que, según el gobierno de Estados Unidos, uno de los usos del Haarp es su capacidad para localizar yacimientos minerales, silos subterráneos de misiles y túneles, una faceta del proyecto a la que en 1996 el Senado destinó nada menos que 15 millones de dólares. La cuestión es que la frecuencia necesaria para que las radiaciones penetren en la Tierra queda dentro de la banda más asociada con los trastornos de las funciones mentales humanas y, paralelamente, también puede tener efectos negativos sobre las rutas de migración de aves y peces, que siguen sus trayectos dependiendo de campos de energía hasta ahora no alterados.
La manipulación del clima

No en vano, unos años antes, en 1958, el capitán T. Orville (consejero principal de la Casa Blanca y encargado de los estudios sobre cambio climático) admitió que el Departamento de Defensa estaba investigando "métodos para manipular las cargas de la Tierra y el cielo con la intención de producir cambios en el clima" por medio de un haz electrónico que ionizaría o desionizaría la atmósfera sobre una zona determinada. Después, en 1966, el profesor Gordon Mac Donald (miembro del comité científico del presidente) realizaría un comentario preocupante: "la clave de la guerra geofísica está en identificar la inestabilidad ambiental que, sumada a una pequeña cantidad de energía, liberaría cantidades ingentes de la misma ". Y en su libro futurista "A menos que la paz llegue" Mac Donald incluiría un capítulo titulado "Como destrozar el medio ambiente", en el que describe los usos de la manipulación climática, modificación del clima, desestabilización o derretimiento de los casquetes polares, técnicas para reducir el ozono, ingeniería de terremotos, control de las olas oceánicas y manipulación de las ondas cerebrales desde campos energéticos terrestres. Decía que este tipo de arma iba a ser desarrollada y una vez puesta en marcha, sería prácticamente imposible de ser detectada por sus víctimas. ¿Se estaría refiriendo ya al Proyecto Haarp?.
Científicos contra el Haarp

Armas de Nuevo Orden mundial (NWO)
El Proyecto Haarp forma parte del arsenal de armas del Nuevo Orden Mundial bajo la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI). Desde puntos de comando militar en los EE.UU., se podría potencialmente desestabilizar economías nacionales completas a través de manipulaciones climáticas. Lo que es más importante, esto puede ser implementado sin que el enemigo tenga conocimiento de ello, a un costo mínimo y sin comprometer a personal o equipo militar como ocurre en una guerra convencional. Muchas personas no comprenden como Haarp está subvencionado y promovido por el ejército. ¿Acaso no sería esta una arma biológica insuperable capaz de producir temporales o sequías sobre diversos territorios elegidos? El uso de Haarp (si fuera aplicado) podría tener impactos potencialmente devastadores en el clima del mundo. Respondiendo a los intereses económicos y estratégicos de los EE.UU., podría ser utilizado para modificar selectivamente el clima en diferentes partes del mundo, lo que resultaría en la desestabilización de sistemas agrícolas y ecológicos. También vale la pena señalar que el Departamento de Defensa de los EE.UU. ha destinado recursos substanciales al desarrollo de sistemas de inteligencia y monitoreo de los cambios climáticos. La NASA y la Agencia de Imaginería y de Mapas del Departamento de Defensa (NIMA, su sigla en inglés) trabajan en "imaginería para estudios de inundaciones, erosión, peligros de deslizamientos de tierras, terremotos, zonas ecológicas, pronósticos del tiempo, y cambios climáticos" con información transmitida por satélites.
En funcionamiento

No hay comentarios:
Publicar un comentario